CARRUSEL: · Llegaron a Grandes Ligas… y siguen jugando como llaneros


Por Víctor Fausto Silva D.


Lo hemos dicho antes y lo actualizamos ahora: si nuestra clase gobernante se apegara al consejo de que “calladitos se ven más bonitos”, seguramente otro gallo nos cantaría, si no para que efectivamente resuelvan problemas, sí por lo menos para evitar que se agraven, más cuando las cosas ya están del cocol en algunos rubros.

Por desgracia, parece que todos apartaron lugar en la casa del jabonero, donde el que no cae, resbala, y ahora hasta la presidenta Claudia Sheinbaum le entró al patinaje.

¿Que no éramos
muy cuates?


No hace mucho, cuando el descocado Donald Trump entabló pleito contra el mundo entero con sus “hermosos” aranceles, la señora hasta ganó aplausos y reconocimiento internacional por la forma mesurada con la que abordó el tema, y pareció meterle humor (lo cual no se le da mucho que digamos) recomendando la filosofía kalimanesca de “serenidad y paciencia”, para ver cómo venía la embestida del toro gringo.

Y si, se le veía serena y bien plantada…hasta que le ganó su ADN de grilla universitaria, o alguien le sopló al oído que levantaría imagen por carretadas convocando “al pueblo” para fijar postura ante Trump, hasta con posibles aranceles recíprocos, oooobviamente retacando el Zócalo, como para decirle al gringo que no supo con quién se metía.

Naturalmente, la parafernalia incluía la rasgadura de investiduras de próceres como Fernández Noroña, Ricardo Monreal o Adán Augusto López, puestísimos para envolverse en la bandera nacional y revolcarse en el suelo (tirarse del castillo de Chapultepec ya es muy arriesgado, no fueran a salir muy raspados) y el cierre de lujo: entonar a todo pulmón el himno nacional, para que en Washington sintieran cómo temblaría la tierra al sonoro rugir de nuestros poderosos cañones.

Por desgracia para los patrioteros de corazón, Trump desinfló el asunto con una de tantas reculadas: le bajó dos rayitas al asunto y hasta elogió a doña Claudia, que seguramente se sintió en los cuernos de la luna y capaz de dirigir ya no a México, sino hasta la ONU, porque a esos niveles le crecieron los espolones.

De todos modos –pensaron seguramente los mega asesores- el objetivo se había cumplido: se demostró que con torta en mano y becas en la bolsa, México “es mucho pueblo” y que aquí le atoramos a quien sea y a lo que sea, faltaba más.

El problema es que no se apagaban aún los cuetes por el triunfo patrio cuando Trump arremetió de nuevo con los aranceles a la industria automotriz, al acero y al aluminio…y todos hicieron mutis.

Ya no hubo “asamblea informativa nacional”, quizás porque el pueblo estaba fatigado, pero eso sí: Marcelo Ebrard salió como Yogui Berra a decir que esto no se acaba hasta que se acaba y que dejarían el pellejo negociando eliminación total, o por lo menos rebajas.

Ni una ni otra cosa se dio y sí en cambio llegaron dos garrotazos más: los güeros cerraron la frontera al ganado mexicano por la plaga del gusano barrenador, y se sacaron de la manga un impuesto del 5 por ciento a las remesas, que finalmente –por decisión de ellos, no por presiones de acá- vino quedando en un 3.5 por ciento.

Entonces reapareció nuestra presidenta con A y prácticamente lanzó una amenaza: o los vecinos reculaban en su intentona por bolsear a los migrantes, o “tendríamos” que recurrir “a las movilizaciones”.

Kristi Noem:
Segundona insolente


Para desgracia, Trump lanzó redadas masivas en Los Ángeles, se armó la tremolina callejera, y la Secretaria de Seguridad Kristi Noem, pronto encontró una autora intelectual: Claudia Sheinbaum. Y todo por haber advertido sobre “movilizaciones” en defensa de los migrantes.

Por supuesto, sería descabellado pensar que la presidenta hubiera tramado o hasta dirigido una asonada así, pero aún viendo que el toro anda desbocado, fue una imprudencia y una ligereza jalarle la cola. Sheinbaum no es novata en esas lides, y se supone que debe conocer el peso exacto de las palabras en boca de un presidente, y ella nunca especificó a qué se refería con “movilizaciones”.

¿Serían como siempre, retacando el Zócalo de partidarios, o bajo la mesa, agitando las aguas fuera del país o en el propio terreno de los vecinos? Seguramente los gringos se fueron por la segunda opción y por eso le soltaron el sopapo, atribuyéndole la incitación a la violencia.

Por supuesto, doña Claudia ya salió a desmentirlo, pero aquí caben varias preguntas:

Para empezar, ¿qué necesidad tenía de lanzar lo que a simple vista se interpretaba como una bravata?

¿Para cuándo quiere a su canciller Juan Ramón de la Fuente y los debidos canales diplomáticos? ¿Por qué ella tiene que aparecer casi a diario, dando la cara hasta por pleitos de comadres o de tamaleras en Tepito o La Bondojo?

¿Dónde está su equipo de diplomáticos y negociadores, pues?

Y tres: ni siquiera le contestó a Trump como debió ser, entre iguales, sobre todo cuando tanto insiste en que se la lleva hablando con él, sino a una Secretaria, que respecto al Presidente, no deja de ser una segundona. ¿Y la investidura?

Hablando en términos beisbolísticos, no es desfasado decir que la izquierda en México llegó a Grandes Ligas, pero insiste en seguir jugando pelota llanera.

Lamentablemente, a quienes la encabezan no se les ve estatura de estadistas capaces de dialogar, negociar y sobre todo de convencer a sus pares, sino de pendencieros de callejón, siempre prestos para entrar a zafarrancho.

Y si es vía “movilización”, mucho que mejor, para echar por delante a la masa –que ellos etiquetan como “pueblo”- que no entiende ni mucho menos razona por qué diablos la traen en el borlote.

Hace apenas unos días que Kristine Noem visitó a Sheinbaum en México y se hablaron chuladas de la “estrecha colaboración” y esas lindezas entre ambos países, y ahora la insolente Secretaria de Seguridad le pega una revolcada, y frente a Donald Trump, se dio el lujo de censurar a la presidenta con A.

¿Pues no que andamos muy de manitas sudadas?

Seguramente que en esta escaramuza, doña Claudia ya aprendió a cuidar el lenguaje, y que una cosa es la foto y otra es el garrote que los gringos esconden en la espalda mientras se la toman.

Noroña: torpe y
pendenciero


Por si algo faltara para redondear los desfiguros, apareció también el impresentable Gerardo Fernández Noroña, que se burló del senador por Missouri, Eric Schmitt, por el tema de las remesas.

No fue muy lejos por la respuesta, que le llegó algo sobradita, pues Schmitt le reviró que por haberse reído de él, ahora propondrá elevar el impuesto del 3.5 ¡al 15 por ciento!

Lo más ominoso del mensaje fue el remate dirigido a Noroña:

“Estados Unidos no es la alcancía del mundo. Y no nos gustan las amenazas”.

¿De veras piensa Noroña que con esos desplantes de porro y metidas de pata le ayuda a “la compañera presidenta”, como la menciona él? Ahora, si el encabritado y mecha corta Schmitt se sale con la suya, ya sabrán los migrantes a quién agradecérselo.

Le digo, estimado lector, que algunos llegaron a las Grandes Ligas e insisten en jugar como si fueran llaneros, con moquetiza incluída bajo los mezquites, cuando al respetable se le pasan las ambarinas.

De plano, no hay nivel…

Comentarios