CARRUSEL: · Ramón Flores: La ropa sucia · Durazo: Con esos “aliados”…


Por Víctor Fausto Silva D.


Parece que el cinismo llegó para entronizarse entre la clase política.

Es cierto que siempre ha estado ahí (y hubiera sido de ilusos creer que se desterraría mágicamente por el sólo cambio de siglas en el régimen), pero terminó pasando de lo soterrado hasta casi conseguir el distintivo de institucional.

No hay pudor ni límite alguno a la hora de agenciarse parcelas de poder. La satisfacción de ambiciones personales desplazó hace buen rato a las convicciones o la lealtad.

Véase si no en los recurrentes y vanos llamados de la presidenta Sheinbaum a la mesura, la modestia y la austeridad: entre los cabecillas de sus huestes nadie la pela; primero son ellos, luego ellos y después ellos.

Acá más cerquita, el gobernador Alfonso Durazo podría decir lo propio, con el llamado que hizo a su equipo para que se pongan a trabajar y dejen para después sus ambiciones personales.

Parece que les dio el banderazo de salida para dejar tirada la chamba y agarrar taste rumbo al 2027. Ahí está Célida López, presta para arrebatar cualquier micrófono, vociferar que va por la gubernatura y advertir que si le pasa rozando la más mínima crítica, se debe al fuego amigo desde Morena, dizque porque ella se las come crudas en cuanto a las encuestas.

Le valió cuete el llamado del gobernador, que no sólo la sacó de la fría banca donde terminaron muchos de los padrecistas recalcitrantes –como ella-, sino que la incorporó a su primer círculo, le dio luego la invaluable oportunidad de buscar una senaduría, y una vez que fracasó frente a Manlio Fabio Beltrones, la volvió a reincorporar haciéndola titular de la Sagarpa.

Ahora, en vez de atender el llamado institucional de su jefe y resucitador, Célida no habla de problemas tan graves como el cierre de la frontera a la exportación de ganado, o de la sequía o la pérdida de miles de empleos en el campo sonorense, porque ya anda desatada buscando la próxima liana.

Si eso no es ingratitud, quién sabe qué será. Igual que los cabecillas de las tribus nacionales, es ella, luego ella y siempre ella.

Flores, con Durazo:
Operó en su contra


No debe ser precisamente cómodo para Durazo que los advenedizos lleguen a agitarle las aguas de una sucesión que seguramente está armando de manera personal, con riesgo incluso de que le provoquen fracturas y divisiones que podrían resultar muy caras.

Para completar el cuadro, por el rumbo de los aliados de la 4T tampoco se hacen malos quesos, pues específicamente en el Partido del Trabajo empiezan a ponerse turbulentas las aguas contra Ramón Flores Robles, por las intrigas, traiciones y el gandallismo con el cual ha venido encabezando al partido.

Hay una corriente interna que va tomando vuelo, de una militancia inconforme y harta de ser utilizada para que él haya ido escalando y satisfaciendo generosamente sus ambiciones personales, mientras abandona y margina a las bases militantes.

Estos días, por ejemplo, no les cayó muy en gracia saber que, fiel a su estilo de reptar para escalar posiciones, Flores Robles acudió en calidad de escudero –o tapete- del dirigente nacional del PT, Alberto Anaya, a una convención de la Primera Circunscripción electoral, no a un ejido polvoriento, sino a Los Cabos, Baja California, uno de los destinos más “fifís” y por supuesto, más caros, en materia turística.

Los próceres, los supuestos defensores del proletariado, dándose la gran vida en destinos de lujo, como si pertenecieran a la Coparmex y no al PT, al partido cuyos machacones spots definen como aliado de la 4T y por ende, abanderado también del lema “primero los pobres”.

Ana Guevara:
Traicionada


Para quienes le conocen su modus operandi no resulta sorpresivo constatar la forma en que Ramón Flores opera ni el nivel de vida que ostenta, porque le saben de pe a pa los múltiples trinquetes mediante los cuales ha llegado a donde está.

Sin embargo, no deja de ser ofensivo, y en vísperas de que se definan alianzas rumbo al 2027, ya circula masivamente una síntesis en la cual de entrada enumeran 12 jugarretas que lo desnudan como un vulgar ambicioso y arribista.

En ella y entre otras, le recuerdan la forma en la cual intrigó y traicionó a Ana Gabriela Guevara para tumbarla de la dirigencia estatal del PT y agenciársela él, o varias transacciones económicas por la asignación de supuestas candidaturas con las cuales nunca cumplió, o la venta “en canal” del extinto Rodolfo Lizárraga para que perdiera Guaymas.

Le recuerdan también que operó para intrigar y bloquear a la ex diputada federal Shirley Vázquez Romero, para atajar sus aspiraciones al senado, así como la traición cometida también contra Célida López al decidir que en el 2021, el PT iría solo por la Senaduría, bloqueándole la alianza y la posibilidad de sumar más votos contra Beltrones.

Muchas otras jugarretas están recordándole, pero hay una que seguramente le hará ruido al gobernador Durazo por haberla vivido personalmente: cuando en la campaña por la gubernatura, Ramón Flores le allegó gente del PT a su contrincante Ernesto “El Borrego” Gándara.

Ahí está exhibida, pues, la ropa sucia, y seguramente no serán los últimos trinquetes que se le ventilen a quien manoteó la dirigencia estatal del PT para convertirla en franquicia de usufructo personal.

Por eso, con “aliados” como Célida López y Ramón Flores, seguramente se preguntará el gobernador ¿para qué quiere enemigos?

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