CARRUSEL: · Hay que ir al malecón, antes que otra cosa pase


Por Víctor Fausto Silva D.


Digan que se los dijo un loco, pero no lo eche en saco roto, estimado lector: si en esta temporada nos toca algún coletazo de ciclón acá por el sur, vayan diciéndole adiós al flamante malecón turístico de Huatabampito, porque está evidenciando serias fallas, que deberían ser subsanadas antes de que las cosas pasen a mayores.

La inauguración,
un fiestón


Inaugurada por el gobernador Alfonso Durazo apenas el 28 de marzo, la obra tuvo un costo de cien millones de pesos, y por supuesto, fue proyectada como un atractivo más para detonar el turismo en la región, especialmente en periodos de asueto como la Semana Santa, cuando muchísima gente se vuelca por estos rumbos.

De que hacía falta algo así, hacía falta, pero el mismo monto de la inversión debió implicar una estricta vigilancia para que cumpliera con las especificaciones propias de obras de ese tipo, pero aquí ya empezaron los asegunes, partiendo del hecho de que en algunos tramos, el malecón quedó casi a ras del mar.

Si acaso, se eleva apenas a unos 60 centímetros, lo que ya empezó a provocar que el oleaje esté cubriéndolo de arena, y hasta generando uno que otro charco, lo que a la larga terminará por afectar la carpeta asfáltica.

Súmele usted que ya empezaron a llegar las primeras lluvias, como para añadir la advertencia de que no falta mucho para comprobar la calidad del acabado.

De entrada, la situación está provocando que trabajadores de Servicios Públicos “no se las acaben” dándole servicio diario, lo que automáticamente vino a significarle al ayuntamiento gastos no programados en el presupuesto por el uso de vehículos, maquinaria y trabajo de horas-hombre para el retiro de arena, que bien podrían aplicarse en otros sectores del municipio.

Hasta donde se sabe, la obra corrió a cargo de la compañía Tesia Construcciones, propiedad del ya finado Juan Carlos Martínez, hermano del también fallecido ex alcalde de Navojoa Mario “Mayito” Martínez, y para haber sido seleccionada, se supone que cumplía a cabalidad con los requisitos y la experiencia necesaria para ejecutar este tipo de trabajos.

Por lo que se detecta a simple vista, e incluso por observaciones de ingenieros que han visitado el malecón, no fue así, lo que ya levantó sospechas sobre la falta de vigilancia y supervisión, desde el proyecto mismo hasta su entrega.

Esas pifias implicarían, por lo menos, negligencia (el nefasto dejar hacer-dejar pasar) de quienes debieron meterle lupa, porque no se estaban invirtiendo un puñado de pesos, sino cien millones, salidos de las arcas estatales.

Tradicionalmente se identifica como corrupción el manoteo o los “moches” en obras, pero también la negligencia implica corrupción, porque se invierte dinero público en infraestructura que luego resulta defectuosa y amerita parches.

Ahora, ojalá que la SIDUR o a quien le corresponda, hagan válida la garantía, especialmente la denominada “de vicios ocultos”, con vigencia de un año, antes de que las cosas empeoren y a los responsables no les vean ni el polvo.

Por lo pronto, el ayuntamiento tendrá que tomar previsiones programando en el presupuesto del 2026 los recursos necesarios para el mantenimiento del malecón, que -repetimos- sin duda era necesario para reactivar turísticamente esa zona…siempre que opere en óptimas condiciones, porque para eso se le invirtió una suma nada despreciable.

El mega proyecto de
Sara: Se lo tragó
el mar


Cuidado, porque dicen que la historia es cíclica, no les vaya a pasar lo que le pasó a la alcaldesa de Guaymas Sara Valle (2018-2021), que consiguió 8 millones de pesos del gobierno federal y se aventó a construir lo que llamó “Playa incluyente” –diseñada para el acceso de discapacitados- en San Carlos.

El proyecto no admitía críticas por lo noble de su objetivo…de no ser porque a la señora se le ocurrió hacerla en una zona de riesgo por su exposición a ventarrones y marejadas.

Le sobraron gritos y sombrerazos de advertencia, pero ella se amachó a que ahí debía ser, y el 10 de septiembre del 2021, cuando se aprestaba a lucir sus mejores galas y aventarse un discurso “de aquellos” para inaugurarla, el mar se encabritó y hasta no verte Jesús mío: se tragó cuanto fierro habían colocado.

Todavía es hora de que Sara Valle sigue enfrentando juicios por 14 denuncias, derivadas de observaciones hechas por el Instituto Superior de Auditoría y Fiscalización, que englobó el mugrero del fracasado proyecto en la conclusión de que hubo daño patrimonial.

Lejos estamos de vaticinar que con el malecón pueda pasar lo mismo, peeeeero vale más un grito a tiempo.

Así que si usted no ha ido a tomarse la foto, estimado lector, es aconsejable que lo haga.

No vaya a ser que nos toque un coletazo ciclónico que haga encabritar al mar y arrase con todo.

Dispense usted el escepticismo, pero es que la mula no era arisca…

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