
Por Víctor Fausto Silva D.
Bien dicen que cae más pronto un hablador que un cojo, y nuestra ilustre clase política está empeñada en que se perpetúe la vigencia del sabio dicho.
Porque mire usted: en la pasada campaña presidencial, bastó que a la pobre Xóchitl Gálvez se le ocurriera mencionar su origen indígena y que de niña había vendido gelatinas, para que la hicieran garras.
Motivos sobraron para justificar la despiadada metralla que le soltaron desde el poder. Le dijeron de todo, con epítetos que no viene al caso reseñar aquí, no vaya a ser que algún trasnochado nos impute violencia de género.
El caso es que barrieron y trapearon con ella, especialmente quienes, instalados como nunca antes en la punta de la pirámide, empezaron a ver a los demás para abajo, porque “los otros” eran lo peor del mundo y ellos eran puros y con sal, iluminados y señalados por el dedo divino para purificar de cabo a rabo el quehacer público.
A Xochitl Gálvez, decíamos, la lapidaron por decir que vendió gelatinas…pero resulta que, apenas meses después, lo que se encamina para convertirse en moda es ¡vender chocolates!
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Lorenia Valles: Feliz |
Eso sí, no se trata de cualquier clase de chocolate, sino el chocolate “Bienestar”, porque entre toooodas sus bondades, lleva la marca de la casa. Y si antes cualquier nutriólogo alertaba sobre los peligros de consumir en exceso productos de ese tipo, ahora pasa al revés: el mismísimo gobierno lo recomienda y lo pone a la venta.
Obviamente, si la propia presidenta Claudia Sheinbaum lo promueve, mal harían sus feligreses si no se suman, y acaba de hacerlo la senadora Lorenia Valles Sampedro, una de las sonantes para buscar la gubernatura en el 2027.
Cualquier simple mortal esperaría que, con esa altura de miras, la legisladora aportara ideas o iniciativas de ley para enfrentar tantos problemas que aquejan a los sonorenses, pero no.
Lanzó en redes un video en el cual se regodea presumiendo que recibió un regalazo de aquellos: una caja de chocolates “Bienestar”.
Con gesto de inocultable placer, ensalza el producto como una delicia que a todos encanta, pero le mete también el barniz político, porque “Chocolate Bienestar es justicia para quienes lo cultivan, empleo digno para quienes lo producen y orgullo para quienes lo compartimos”.
Sólo le faltó paladearlo frente a la cámara, para que el placer fuera total y obviamente el mensaje más llegador.
Muy su gusto y muy respetable, sin duda, no sólo por sus hábitos de consumo, sino también por su estrategia para promocionar imagen y hacer ruido, pero muy distante de lo que la gente necesitada requiere en cuanto a soluciones.
No pocos le pedirían, por ejemplo, que en vez de promocionar chocolates, se involucrara más en pelear por presupuestos más justos para los municipios, muchos de los cuales siguen con gravísimos problemas por falta de agua potable o por drenajes inexistentes o colapsados.
Ahí están también los ganaderos, ahorcados por el cierre de la frontera a la exportación, o los pescadores que días atrás protestaron en Huatabampo por el abandono que los tiene en la ruina, o los 7 municipios del Río Sonora que siguen padeciendo infames apagones diarios, porque la CFE ha sido incapaz de ampliar el suministro ante una creciente demanda.
Y si la señora recorriera el estado para ver cómo andan otras necesidades, seguramente le haría falta tiempo para hacer videos, ya no se diga para ponerse a chambear donde le toca, para ver cómo le mete el hombro al gobernador, a los alcaldes o a los sectores productivos.
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Xóchitl Gálvez: |
Pero ¿vender chocolates? Porque eso es lo que se colige de su video…a menos que ella esté “vendiéndose” a ojos de Claudia Sheinbaum para lo que viene. Para que vea que es su seguidora incondicional en cuanta ocurrencia vaya saliendo.
¿Qué sigue? ¿El menudo o el birote del Bienestar?
De veras, ¿es lo mejorcito que tienen, colgarse de lo que promueve la presidenta?
Si así están las cosas, devuélvanle el crédito a Xóchitl Gálvez, que por lo menos vendía gelatinas sin publicidad de dimensiones senatoriales…
(¡Qué problemón le dejaron al senador Heriberto Aguilar para ganar espacios! ¿Ahora qué podrá anunciar, si ya le ganaron los chocolates?)
Del sartén a la lumbre
A propósito de desfiguros y decepciones, los habitantes del séptimo distrito brincaron del sartén para caer en la lumbre, en cuanto a representación federal.
Por si no hubieran tenido suficiente con el fantasmagórico desempeño de Shirley Vázquez Romero en la diputación, ahora no hacen malos quesos con Alma Higuera Esquer, porque nomás caita en cuanto a presencia en su distrito, ya no se diga a encabezar alguna gestión entre tantos problemas que aquejan al sur.
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Alma Higuera: En |
Lo único que se le reconoce es que parece haberse contagiado de la labia de su antecesora, porque se avienta unos rollos de antología en cuanto se le atraviesa algún micrófono.
Está circulando en redes una entrevista “a modo”, en la cual intenta defenderse de las críticas por su abandono, sólo para evidenciar que patina en círculos y no sale de dónde mismo.
Buena para la retórica, la legisladora recurre al gastado truco de que han tenido por delante un mundo de chamba, porque no es fácil reconstruir la patria por 80 años de neoliberalismo y que las hilachas, pero escurre el bulto en cuanto a que apenas si se le conoce la voz en la cámara.
Eso sí: dice que a diferencia de “los otros” que representaban a “la clase alta de la sociedad”, ahora sí llegaron “muchas como yo, que venimos de una lucha histórica”.
Lo demás se le fue en echarle porras al gobierno porque a la hora de llevar bienestar a la gente “ya no hay intermediarios, sino soldados y soldadas (¡¿?) en las calles tocando puertas” y evaluando las condiciones de la gente.
“Antes las cosas se daban por privilegios y cercanía; ahora nos está costando ese descrédito (N. de R: las críticas de que no trabaja), pero si es el costo a pagar, lo hacemos con gusto porque estamos transformando la manera de hacer política”.
Y bla, bla, bla…por ahí se fue, siempre basada en su eje: antes todo era peor.
De propuestas o iniciativas, anda vete. Ella está feliz en su nube rosita, con la absoluta certeza de que jamás en la historia se había estado mejor que ahora, “porque aquellos, bla, bla, bla…”
Así que si los alcaldes del séptimo distrito esperaban que hablara por ellos o les metiera el hombro con alguna gestión allá donde se toman las grandes decisiones, especialmente en asignación de obras y recursos, vale más que vayan perdiendo la esperanza. Para ella, todo va tan bien encaminado, que no vale la pena mover un dedo.
Le digo, estimado lector: los habitantes del séptimo distrito brincaron del sartén a la lumbre.
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