
El Código
Manuel Fernando López
“Una obra extraordinaria…”
La naturaleza no tiene palabra y, si la tiene, suele no cumplirla, porque es caprichosa ,y siempre se ríe y burla de los hombres.
Más de los políticos y, aún más a la caterva actual del Frankenstein de Morena y sus partidos satélites que siguen destrozando al país, a la gente que un día creyó en el mesías tabasqueño AMLO, y ha iniciado su Maximato con Claudia Sheinbaum Pardo, perdida en sus “mañaneras”, con todo y sus jilgueros con gafetes de “periodistas”.
Sonora no es la excepción: la horda de saqueadores, encabezada por el gobernador –de todos los colores partidistas—Alfonso Durazo Montaño, entre los que destacan las trepadoras por excelencia María Dolores del Río y por supuesto la “boca de lumbre” Célida López Cárdenas, amén de otros vividores del presupuesto, son expertos en el desastre y la burla.
Verbigracia lo ocurrido hace horas en el municipio de Nogales, donde el gobernador, fiel a su estilo ramplón, calificó de “una obra extraordinaria” el reciente embovedamiento de la avenida Tecnológico, ante el regocijo y envanecimiento del alcalde Juan Gim Nogales.
Una rúa causante durante mucho tiempo de pérdidas de vidas humanas y tragedias familiares debido a los brutales cauces de agua producto de las lluvias en esta ciudad fronteriza.
Claro, los ciudadanos por fin, verían terminar esta pesadilla gracias a tan “extraordinaria obra…” y, más con la placa monumento, erigida en el área del Greco por el alcalde, rezando en ella, “adiós a las inundaciones….”.
Solo que la naturaleza no tiene palabra, y es experta en destrozar discursos de políticos --¿¡-- como el de Gim Nogales y el del propio gobernador: bastó que el cielo abriera sus compuertas y, adiós a la “obra extraordinaria”, y en consecuencia, a la plaquita ridícula del alcalde.
Más de setecientos millones de pesos –o más—fueron rebasados sin piedad por las aguas broncas, salvajes de dicha avenida, dinero por supuesto del cual no rendirán cuentas ante nadie; que el eterno burro, o sea, nosotros sigamos cargando y pagando tanta estulticia de irresponsables.
De nuevo ante el fracaso de tan monumental obra de “ingeniería”, buscarán la forma de hincar sus dientes y garras donde puedan para seguirse enriqueciendo a costillas de tanto “idiota útil”.
Un consejo tardío: bien pudieron aprovechar a tantos albañiles capaces y talentosos para hacer dicha obra y ahorrarse millones de pesos en dizque ingenieros y demás incapaces, que a las primeras lluvias –más que éstas—mostraron la inutilidad de la “obra extraordinaria” como la llamó el gobernador Alfonso Durazo Montaño.
La lluvia sigue y seguirá burlándose de los soberbios.
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